Noches de luz, oscuridad y sangre.
Capítulo 3.“Valentine”
Sonaba el despertador a la misma hora de siempre pero esta
vez, cansado y algo descompuesto, decidió
optar por que el ruido del aparatejo de detuviera solo. Fueron unas horas las
que pasaron hasta que el teléfono sonó obligándolo a despertarse y cortar el
sueño. Su jefe lo estaría esperando con los brazos cruzados de no ser que otra
vez había caído en una de las tantas escusas que usaba para poder faltar al trabajo. Asi pues, con el día libre
y para él solo, descansó lo suficiente para luego volver a recuperar el tiempo
perdido.
Tomaba su notebook abriendo un blog de notas junto con el
Facebook para ver como la estaban pasando sus compañeros que cada tanto se las
arreglaban parea poder postear weadas atrevesde sus celulares. Entre el
entretenimiento y las rizas se dio cuenta de que su hoja de trabajo estaba en
blanco, las ideas no parecían llegar y luego de unas horas comenzaba a impacientarse.
Era obvio que no tenía ideas de que
hacer y decidió buscar inspiración en otro lado. Apago la máquina y se puso a
ver las noticias creyendo que tal vez podría ayudarlo con su próximo libro. Fue
aquella noticia, recordando una gran tragedia pasada casi más de tres años, que
abrieron sus ojos ante la posibilidad de una nueva oportunidad. El famoso caso
de las hermanas Valentine, y el incendio del hospital psiquiátrico de la
ciudad, casualmente ese día se cumpliría otro aniversario más.
Una nueva meta se mostraba frente a sus ojos y por más
difícil que fuera su labor conseguiría crear su historia basada en lo
mencionado, pero aúntenía un gran problema, ¿Cómo encontraría a aquella
sobreviviente, que experimento el miedo en tan poco tiempo? Miraba hacia todos
lados creyendo que encontraría la solución en alguna parte, pero no, no
funcionaba como lo pensaba. Llagado el final del día se iría a dormir con una
idea en su cabeza, junto con muchos otros problemas más.
Cuando la jornada laboral llego a su fin, a la tarde
siguiente, recibió el llamado de su jefe que quería verlo en privado, por temas
laborales. Fue el miedo a ser despedido el que lleno su bacía cabeza pero luego
se hiso alivio cuando este escucho que tendría la ayuda necesaria para su
próximo proyecto. Y recibió en las manos un papel de la dirección de una
hermosa casa flores donde allí encontraría sus respuestas. En la semana,
trabajando tan duro como pudo, adelantando sus labores del próximo mes y aunque
se viera cansado y con pocos ánimos, sabía que el tiempo que había logrado
quitarse encima le sería útil para su trabajo próximo. Unos días después se dirigió
hasta aquel lugar para ver que podría hacer al respecto. Una pequeña casona
vieja perobien adornada se usaba como florería entre los caminos que llevaban
desde un parque hasta un cementerio privado. Al entrar observo a un señor muy
viejo leyendo el diario con la compañía de la radio que se escuchaba despacio. Cruzaron
las miradas y este le pregunto que buscaba en su humilde tienda. La respuesta que
obtuvo lo hizo cambiar de gesto y dirigiéndose a una ventana, la cual daba con
vista al cementerio le negó la respuesta cordialmente, pero con la esperanza de
cumplir la meta que se había propuesto siguió insistiendo hasta que por fin
consiguió algo. Una hermosa mujer que vendría de lejos para comprar sus flores más
costosas y que nunca fallaría en verla, durante tres largos años se presentó al
establecimiento para después ir al cementerio. Otra pista clave lo acercaba
poco a poco a la verdad. Veía como un detective esperando a escondidas la
aparición de tal persona que entrara en la florería. Su espera dio frutos
cuando por fin dio con alguien. Espero atento las acciones del individuo para
estar más seguro y cuando la vio salir del cementerio arriesgo todo a la suerte
y fue tras ella con un miedo y unos nervios indescriptibles.
-señorita, espere por favor, necesito hablar con usted.- la
mirada de aquella mujer al voltear mostro un hermoso rostro que lo cultivó
tanto, tanto que se quedó sin habla un instante.
- acaso me está hablando a mí, joven. ¿En qué le
puedoservir?- contesto dulcemente.
-eh venido de lejos para hablar con usted de algo muy
importante, necesitaría de su tiempo si es posible.
-pero mire usted, que cosa. La verdad es que no tengo
tiempo.- sin ánimos de seguir con la conversación, como si supiera de que se
tratase, volvió a su camino y comenzó a marcharse.
- por favor espere. Sé que no soy el único que lo ha tratado,
pero de todas maneras debo intentarlo.
- ¿para obtener que a cambio?, ¿dinero, fama por mi
historia? Me asquean esas personas que aún creen que pueden salirse con la suya
aprovechándose de lo que viví.
Indignado y como medida desesperada antes de que se diera la
media vuelta, se arrodilló ante ella y le suplico, hasta le daría todas sus
ganancias obtenidas una vez que se publicara lo que deseaba trabajar. Pero solo
basto la explicación de su amor al arte y a la literatura lo que la hiso
cambiar de parecer.
- Tenés una cabecita bastante loquita joven. Pero me has
terminado por caer bien, tal vez si te presentas a tiempo sin llegar tarde
podamos acordar donde vernos.
Su alegría se hiso visible cuando obtuvo la dirección y el horario
a donde ahora debía ir para poder obtener información para su libro. Y más
temprano que lo acordado, vestido elegante, espero afuera del bar hasta que se hiso
presente. Entraron y buscaron un lugar cerca de la ventana. Pidieron café y
unas rodajas de pastel de vainilla cubierto con frezas.
- ¿has traído algo para anotar?- dijo ella.
- por supuesto, siempre vengo preparado.- dijo nuestro joven
amigo mientras colocaba su notebook en la mesa.
- me presento entonces.- dijo mientras pausaba para tomar un
poco de café.- mi nombre es Elena y sí, soy sobreviviente de aquel acto de
bestialidad tremenda que sucedió hace tres años. Me mantuve callada como si
nada, al fin y alcabo ser famosa o que hablaran de forma importante no volvería
a la vida a aquellas personas que murieron. Pensé en no venir, pero hay algo en
usted que me cautivo. Y lo veo tan decidido como yo lo estoy ahora.
Esas palabras lo conmovieron de tal manera que antes de
seguir, tomo un fuerte suspiro, un sorbo de café y luego…
- fue el día en que mama enfermo sin avisos. No sabíamos que
hacer y el dinero para sus remedios era demasiado caro. No me quedaba otra
opción como su única hija, tome por mi cuenta la decisión de trabajar para
ayudarla. Pero mis intenciones fueron en vano, meses después de que me
despidieran de un establecimiento llegue a casa para recibir la noticia de
parte de mi vecina que volvió mi mundo hacia atrás. Ella ya había muerto y en
sus manos sujetaba fuerte como no queriendo que nadie se lo quitase, un viejo
libro que su madre le había regalado. Fue lo único que quedo de ella para
recordarla.
Una lágrimadescendió de su pálido rostro y la seco con un
pañuelo simulando que nada había pasado.
- fue la familia de mi vecina victoria, la que me resguardo
en su hogar y consiguió que volviera a sonreír. Comencé a trabajar con ella en
aquel viejo hospital geriátrico limpiando en un servicio de mucama, hasta que
el personal fue achicándose y me comunicaron junto con victoria y unas cuantas
amigas más que nuestras labores cambiarían de mucamas a enfermeras por un
pequeño periodo de tiempo. A pesar de no tener el conocimiento ni la
experiencia, decidí arriesgarme ya que la paga era buena y nos hacía mucha
falta. Los primeros días como novata ayudaba con pequeñeces, hasta que poco a
poco me acostumbre al trabajo sin dificultades. Por algún motivo el destino
quiso que sucediera. Tras un traslado de un puesto hasta otro, ahora mi trabajo
se veía enfocado en el edificio de junto, el cual también pertenecía al mismo
en el que me encontraba. Debía limpiar y servir como una enfermera siguiendo
las instrucciones de mi jefe. Los primeros días fueron fáciles pero mientras
pasaban las semanas, me veía envuelta en tantos problemas que parecía estar por
enloquecer. Pues este edificio a diferencia del anterior, albergaba a los
pacientes más dementes que puedas imaginar. “el señor JuárezDa silbo”, cuya
costumbre era esperar que alguien se acercase para hablar con él para luego
responderle con un grito tan ensordecedor y agudo, se había vuelto el dolor de
cabezas más grande que compartí con junto con otras enfermeras. “Misca Siriales”,
una hermosa joven que descubrió a su hija tendiendo de una cuerda alrededor de
su cuello, cuando esta termino rechazado por un chico que le gustaba en su
clase. Si bien no daba problemas, mostraba miseria y pena al verla caminar por
todo el hospital junto con una muñeca de juguete, hablándole como si se tratase
de su propia hija. Si por alguna razón alguien le llevara la contra con
respecto a su problema, esta enloquecía descontroladamente. Y así podría
mencionar a tantas y tantos que fueron pasando por ahí, pero se lo quieres,
escuchar lo más importante. Fue una tarde de junio, cuando hubo una emergencia
dentro del establecimiento. Una de las enfermeras que trabajaba en el quinto
piso fue atacada por un paciente y luego trasladada al hospital de emergencias máscercano
al nuestro. De no ser por la gravedad de la situación la hubiéramos atendido nosotras,
pero fue algo tan impactante que decidimos acompañarla hasta el otro sanatorio
para asegurarnos de que se recuperara sin percutir en su mente los hechos
vividos. Su rostro había sido arrancado casi por completo, fue algo sumamente
impactante en verdad pero lo peor era que luego de que esta persona renunciara
junto con otras más, se había asignado un nuevo grupo encargado del último piso
y entre todas me encontraba yo. No sabía lo que me esperaba y no podía dejar de
estar nerviosa pensando con lo que podría toparme. Al llegar el día en que fui
transferida, me comunicaron el nombre de las pacientes a las que debíamos
cuidar, habitación cero, familia Valentine y en ella solo a dos pacientes: Ángel
y Verónica Valentine.
- ¿ pero que en esa habitación no se suponía que pertenecía
a tres hermanas? – pregunto pausando el relato de su invitada.
- la verdad es que nunca la conocí, solo sé que salió de
aquel lugar por buena conducta y por haber alcanzado las expectativas propuestas
en su tratamiento. Ni siquiera pude saber cómo se llamaba.
Por un momento el silencio inundo el ambiente y los aires
cambiaron drásticamente. Había algo que no encajaba bien y la cabeza de nuestro
joven escritor se empezaba a llenar de dudas. Aun así dejo que Elena siguiera
con su relato.
- su lujosa habitación no se comparaba con las de las demás,
era más novedosa. Gustaba de una sección donde comer, sala de estar,
habitaciones separadas y un balcón en el cual por fuera se encontraba cubierto
de rejas. Ángel era la menor de las tres, normalmente tranquila pero su carácter
cambiaba y se volvía agresiva de un momento a otro. Verónica en cambio,
mantenía la serenidad, la mayor de las veces que me encontraba haciendo mis
tareas dentro de la habitación. Limpiar, servir la comida, encargarme de sus
prendas y debes en cuando compartir un momento con ellas fue lo que hiso
olvidar mi miedo por un tiempo. Hasta que aquel día lo cambio todo.
Elena sonrió y pidió disculparse mientras se dirigía al
baño. El joven se encontraba tan ansioso de seguir con su trabajo, sabía que lo
tanto espero estaba por suceder. Una vez volvió la chica a su asiento pidieron la
cuenta y se marcharon. Caminaron juntos, mientras uno hablaba y el otro
escuchaba, se dirigieron a casa de Elena para poder allí terminar lo que habían
acordado.
- me había quedado algo corta de efectivo así que fui a
hablar con patrona y pedirle un adelanto de mi sueldo. Me quede a esperarla
fuera de su oficina. La vi salir algo apurada y me pidió que la esperase
dentro. Había recibido un llamado del edificio de alado y tuvo que salir por un
momento, entonces me quede mirando en la ventana cerca de su escritorio por un
ratito. Vi en la mesa todo el papeleo que involucraba tanto al personal como a
los pacientes que tratábamos. Entre hojas revueltas, resaltaba el apellido de
la familia “Valentine” y fue allí donde mi curiosidad me obligo a echar un vistazo.
No conseguí nada, ningún dato sobresalía de entre las páginas en blanco. Busque
un poco más y encontré una carta dirigida a las hermanitas de tal dichosa
habitación. Parecía ser vieja, vi la fecha y ya habían pasado unos cuantos años
desde que la carta había llegado al destino. Tenía el apellido de su familia y
estaba dirigido de manera muy personal, no entendí el motivo por el cual nunca se
entregó dicha carta y hasta recordé una de las tardes que al terminar mis deberes,
Ángel me invito a tomar una taza de te con ella, mientras platicábamos
recordaba haber escuchado que en su propio mundo, su hermana era la única
familia que le quedaba. Ya que luego de que su madre la dejase en este hospital
y la tercera Valentine se fuera de aquí, nunca creyó volver a recibir ni
visitas ni correo de nadie. Sentí tanta lastima y tome la carta, la doble y la
puse en mi cartera. Espere a mi paga y luego me fui.
Se detuvieron los dos después de una larga caminata y Elena
le mostro la entrada principal de su hermosa casa, hasta lo invito a entrar
para dar finalizada su narración, invitándolo a quedarse a cenar.
- me las arregle para poder dejarles la carta a ellas y
salir de la habitación como si nada hubiese pasado. Una sonrisa recorrió el
rostro de Verónica y luego susurro algo pero no pude escuchar. Me fui a casa ya
que no tenía nada más que hacer y me sentía mucho mejor que antes. Pero cuando
desperté, tome mis cosas y me dirigí al trabajo, algo había ocurrido. No lo
podía creer, era imposible, casi salido de una película de terror. Entre al
edificio pero no pude encontrar a nadie, ambos lugares estaban vacíos, tome el
elevador y me dirigí al último piso por algún motivo, esta era el último lugar
donde no había ido todavía. Comencé a preocuparme, sentía miedo… mucho miedo,
nunca supe por que no llame a las autoridades primero. Era como si algo me
insistiese a investigarlo. Las puertas del elevador se abrieron, mi rostro
expreso el peor sufrimiento, miedo y dolor que jamáscreívería enfrente mío.
Allí estaban todos los cadáveres de enfermeras y pacientes, todos amontonados
unos sobre otros, las mutilaciones que habían padecido y la forma en que los
habían asesinado era indescriptible. Al final del pasillo se escuchaban los
lamentos de una joven en agonía. Reconocí su vos, sabíaquién era y fui hasta
aquella habitación donde la casi muerta pedía ayuda con las pocas fuerza que le
quedaban. Cruce un interminable mar de personas muertas que llegaban hasta mis
rodillas, vomite tantas veces el estómago me lo permitió. Finalmente llegue y
ya no la escuchaba gritar más. La vi entonces, su cuello degollado
pendiendo de un pequeño trozo de carne,
su piel arrancada de su cuerpo, sus viseras enredadas en su cuello como si las
hubiesen usado para ahorcarla. A su lado Ángel asomaba la lengua y lamia las
costillas casi expuestas que dejaba mostrar el cuerpo sin vida de mi amiga. Me
miraba de forma grotesca y el miedo que inundaba mi cuerpo obligo a mis piernas
a dar la vuelta y correr. Cuando Salí de la pieza, Verónica se cruzó en mi
camino y golpeo mi cabeza con el mango del hacha de incendios que estaban en
los estantes de la pared. Me desmalle en el momento.
- tiene usted una casa muy acogedora señorita. Y quienes son
estas hermosas jóvenes que la acompañan.- dijo el joven al ver a dos chicas que
se disponían a preparar la mesa de cubiertos para cenar.
- unas amigas que también eh invitado a cenar.- contesto
mientras que sus amigas saludaban cordialmente a la visita.
- Volviendo al relato, desperté sin mi ropa, tenía las manos
atadas a la espalda y los pies libres, pero no podía pararme, mi pierna
izquierda estaba lastimada, de seguro uno de ellas había sido la culpable.
Motivo por el cual no decidieron amarrarme por completo. Mire hacia arriba, una
gran luz me segaba y me impedía ver con claridad. A un costado, Ángel, tomaba
un cuchillo y un tenedor junto con un trozo de carne en ellos. Me miraba y
sonreía con gracia como si de un juego se tratase lo ocurrido. Mi cabeza
trabajaba a mil por hora y aunque no quería ni pensarlo, sabía que lo que se
estaba llevando a la boca era la carne de alguien de este edificio, de una
persona inocente, una víctimamás de sus sucios asesinatos. Se acercó con un
plato en la mano y un tenedor en la otra, tomo un pequeño bocado y lo dirigió a
mi boca, la mantuve serrada hasta que su hermana me dio un puntapié en el estómago
y me obligo a abrirla por falta de aire, Ángelaprovecho e introdujo el bocado en mi boca. Verónica se
colocó a mi lado y apoyo sus manos en mi cabeza de tal manera que no pudiera
mover la boca para abrirla. Fui obligada a probar el sabor que me convertía en
la misma animal que aquellas dos. Con un
afilado cuchillo posado en mi garganta no tuve más que degustar aquel sabor del
cual no quiero recordar. Un empujón me tiraba hacia el suelo mirando el techo
mientras la mayor se dirigía a aquella mesita que se encontraba cerca,
preparaba un poco de té, Ángel comenzó a jugar con el cuchillo lanzando de una
mano a otra. Acercándosemás y más. Bromeaba con él y se reía a carcajadas al
ver la expresión de susto que yo ponía cada vez que veía el filo de la hoja
acercarse. Entonces note un objeto debajo mío que luego reconocí de tanto
tantearlo, era un bisturí, seguramente uno de los doctores que se encontraban
muertos en el piso donde yo me encontraba. Mientras aquella bestia pequeña
jugueteaba y perdía el tiempo yo comencé a a cortar una de las sogas que me
sujetaba. Parecía que no se habían dado cuenta y cuando menos me lo espere ya
había liberado mis manos. Se me acerco y sentó en mi pelvis, antes de que me
apuñalara me incorpore rápidamente y trace un largo trayecto encorvando mi
brazo para atacarla con el bisturí. Retrocediendo apurada del susto y sujetándose
el cuello, lo había logrado, el corte dio en uno de los costados de la garganta
que poco a poco comenzó a abrirse. Chorros de sangre a borbotones caían al piso
y revoloteaban por el aire mientras con sus manos desnudas la inútil intentaba
detener. Al fincedió y cayó al piso tosiendo y escupiendo sangre devastada,
hasta que un largo suspiro anunciaba su muerte. Me levante lo más rápido que
pude y al apoyar mi pie herido, solté un grito de dolor terrible, me había
olvidado por completo, lo intente una vez más y casi lo logre de no ser por Verónica
que en el momento en el que me descuide se posó detrás de mí y me arrojo hacia
unas sillas que estaban cerca. Ahora mi mano no paraba de sangrar ya que el bisturí
se había clavado cerca de mi dedo. Se me
dificulto incorporarme pero lo hice y con esas pocas fuerzas que me
quedaban volví intentar acercarme hasta
la puerta. Fue cuando la vi quitarse su vestido mostrando lo que llevaba puesto
debajo de este..Unascalzas rojas y un juego deportivo ajustado sobre sus
pechos, goteaba de las puntas unas pequeñas gotitas de sangre. Resaltaba unos
grandes músculos que daban miedo de solo verlos. Se escuchaban los huesos de
sus dedos tronar ante semejantes apretones que daban sus manos mientras se
acercaba lentamente hacia mí. Tragaba saliva mientras me apuraba pero fue
inútil, patio tan fuerte mi herida que caí otra vez al piso, dejo caer sobre mi
cantidad de exagerados objetos pesados que se encontraban dentro de la
habitación incluyendo con resto de cuerpos humanos y cuando parecía darse un respiro
para recuperar fuerzas, se volvíamás fuerte. Aguante hasta que escuche un
disparo proveniente de la entrada de la habitación. Uno de los doctores que de
alguna forma había logrado sobrevivir de los ataques de estas dos locas. Apenas
mantenía el aliento y luchaba por acertar el segundo disparo a Verónica a una
distancia pequeña pero al final no aguanto y callo derribado. Verónicase acercó
lentamente a el y tomo el arma, cuando se dio vuelta yo había remetido sobre
ella y sin saber de dóndeprovenía la fuerza de mi cuerpo comenzamos a
forcejear.
Tras acabar la cena, un momento de tranquilidad inundo el
hogar de Elena junto a la compania de un rico postre que a su parecer era
demasiado amargo como para considerarlo dulce. Nota base una pequeña e incómoda
sensación en cu garganta que poco a poco lo distraía del relato que al parecer
estaba llegando a su fin. Sería entonces momento en que por culpa del descuido
un sonido que provenía de su celular y que este dejo sonar por un tiempo hasta cansarse
y apagarlo, significaría la vida y la muerte en todos sus aspectos, pues una
sorpresa se esperaba mostrando de reojo entre las amigas de Elena que muy
lentamente se retiraban a la cocina para lavar los platos sucios y dejar a su
amigo continuar con su relato.
-me era imposible ganarle a tal fuerza y esos músculos
impresionantes me sujetaban y movían de un lugar a otro sin parar. Nuestras
manos inclinadas hacia abajo y tomando el arma firmemente mientras me
encontraba de rodillas y casi cediendo ante su voluntad. Una riza que me
aterraba el alma y que no me permitía seguir en el forcejeo retumbaba el
edificio y mi cabeza de par en par. Tras la última posibilidad y un último
intento pues sentía los brazos muy cansados y flojos, el arma se disparó de
forma accidental y separándonos por un momento para ver donde había terminado
el disparo, la honda expansiva de una fuerte explosión proveniente de detrás de
nosotras nos arrojó contra la pared de una forma brutal. No supe que fue lo que
lo había causado, probablemente se debería a un ducto de gas o algo por el
estilo. Mi vista nublada y vos tartamuda me indicaba el estado lastimoso y
patético en el que me encontraba. Sentía un frio en mi boca y no escuchaba nada
pues la fuerte explosión me había dejado momentáneamente sorda. Una segunda explosión
reacciono en cadena y una tercera siguió después mucho más fuerte pero
proveniente de las habitaciones vecinas. Cuando reaccione tomo el impulso de
arrastrarme hacia la puerta que estaba más cerca ahora.
-me permitiría si no es mucha molestia pasar a su baño por
favor. – un malestar en la garganta le impedía al joven escritor seguir con su
papel en el la noche. Tal era el dolor de estómago era el que se había ganado
pero aun así lo podía disimular sin problemas. Le molesto el hecho de que sus
nervios lo traicionasen pues la transpiración en su frente era señal de que algo no andaba bien.
-la mano de aquella bastarda que aún seguía con vida me
sujeto de la pierna, miraba detrás de mí y veía un brazo cortado y ensangrentadoasomarse
de una pila de escombros que sin fuerzas comenzaba a ceder. Hasta que después
de un susto muy fuerte me dejo ir dándome a pensar de que por fin lo había
conseguido, me deshice de ella y pude llegar hasta la puerta para inútilmente
desmallarme luego de cruzarla. Cuando desperté, después de un par de horas en
la parte trasera de una ambulancia, me habían informado como me encontraron y
tras un largo interrogatorio me dejaron hospitalizada hasta mi recuperación.
Comenzó a toser y parecía que la voz desaparecía de su ser,
los hombros le pesaban y un intento de levantar los restos del baso roto que
dejo caer al piso tras su falta de coordinación, termino por rendir sus últimas
fuerzas y acabar en el suelo. El celular nuevamente sonaba así como lo hiso
toda la noche, y molestaba a Elena su interrupción. La expresión de enojo de su
rostro fue cambiada en un instante cuando saco el celular de la chamarra de
aquel joven tendido en el suelo, miro la pantalla y luego comenzó a reír
alocadamente. Jonatán, quien apenas contenía su aliento sin saber el porqué de
su estado, comenzó a suplicar por ayuda y con las ultimas fuerza que le
quedaban antes de caer en un fuerte desmayo vio en la pantalla de su móvil, el
cual Elena arrimo a su vista, “hei amigo, te has equivocado, victoria fue quien
se la rescato del incidente de hace tres años. Las hermanas Valentine son Ángel,
verónica y Elena.” Sin más que poder hacer fue tan grande la impresión que serró
sus ojos y se durmió profundamente. Arrastraron su cuerpo hasta las
profundidades del hogar y mientras tres jóvenes deseosas de jugar con un huésped
indeseado, alguien despertaba de una pesadilla para aparecer dentro de la cruda
realidad que se mostraría ante sus ojos.
- mírame a la cara amigo mío y decime que ves.- sonreía una
joven que mostraba en su mano derecha un enorme cuchillo de carnicero que impresionaría
a cualquiera que lo viera. – redondo redondito caes en la trampa que una sonrisa
puede generar, tal cual ves lo que eh logrado al pedirte que me acompañes a
venir hasta aquí. Sería igual de fácil si hubiera colocado un panquecito debajo
de una caja de cartón sujeta con un palito y una cuerda. Me haces reír hasta más
no poder joven, que tu torpeza sea tan grande como para llegar hasta aquí.
Cuando sus ojos dejaron de estar nublados y por fin volvió
en si tras unas horas de estar inconsciente, se horrorizo al ver como la gran
hoja del filo se acercaba a su rostro. Temblaba y sus ojos relajeaban donde se
encontraba en aquel instante. Movía sus brazos y piernas para poder escapar
pero estos estaban encadenados a la pared de tal forma que su cuerpo formaba
una cruz.
- porque me haces esto. Quienes son ustedes y cuál es el
motivo …
-cállate de una vez imbécil.- grito Ángel, cual vos de
doncella joven parecía transformarse en la de un demonio mientras su rostro
mostraba una mescla de enojo, maldad y disgusto.- mostrá respeto por quien en
tu cuello dejo posando el filo de semejante arma, animal sin cerebro.
Callo dentro de un tremendo shock al pronunciarse las
palabras de la que más inocente parecía, el miedo era poco para describir lo
que sentía y un pequeño corte en su mejilla volvió fría su sangre y sudor.
- Ángel, decile a tu hermana que prepare lo acordado y vos
también ayuda que ya hice lo mío y no tengo porque preparar nada mas lo
siguiente.- cambiaba de mano el afilado instrumento y volvía a provocar un
corte más profundo cerca del anterior.- por mis hermanas y por mí, esas marcas
que por siempre te perseguirán, hasta después de muerto.
- por favor, déjame, no pienso regresar, ni menos dar aviso
a las autoridades.-
- me gustaría creerte así como tal vesdebí hacer con los
demás, pues el único no eres y aunque me lleve tan bien contigo no pienso dar
vuelta las cartas y dejarte ir.
Cortes tras cortes, dejaba a sus pies rastros de sangre que
manchaban sus hermosas botas de cuero, una sonrisa de oreja a oreja mostraba la
fascinación por el acto de brutalidad y sodomía que Elena provocaba a Jonatán
con un juego de cruzadas llevando la gran cuchilla de una mano a otras, zigzagueando
de un lado a otro, cada vezmás profundo y fuerte, provocando dolorosas heridas
en todo su cuerpo. Miraba a muy sonriente cambiar el rostro por uno de triste expresión
patética que ya no sabía de qué otra forma pedir piedad por su vida. Hasta las lágrimas
se confundían con gotas de sangre oscuras que se confundían con las
provenientes de los cortes en su rostro.
La niña y su joven hermana arrastraban hacia el joven mal
herido una camilla de igual a las que te encuentras en un hospital, junto a
estas una maleta se abre y muestra al espectador del dolor y la tortura un gran
set de de elementos quirúrgicos esterilizados y listos para utilizar. Ya sin
voluntad y sin oponerse al próximo dolor el cual se estaba por someter, se dejó
sujetar por las tres hermanas y asíllego hasta la cama dispuesto a lo próximo.
Sus manos sujetas y sus pies también, una almohadilla sobre su cabeza lista
para que el pobre pudiese presenciar a primera fila su propia muerte.
-quiero irme por favor, no se lo diré a nadie, por favor, no
quiero estar aquí.- grito envuelto en llanto y dolor apenas con una voz que
parecía quebrarse en el vacío de la habitación.
- me gusta, no sabes cómo me encanta. Ese sufrir tuyo por
ser tan ingenuo, pero me insististe tanto y de una forma tan dulce que no pude
resistirme hasta este momento en que por solo curiosidad tengo el deseo de
probar tu carne solo para ver si es tan dulce como lo es tu forma de ser.
Una por una se comenzaron a acercar a sus heridas y
colocaron sus dedos entre estas y las abrieron con fuerza. Colocaron la lengua
dentro de las heridas y se dispusieron a lamerlas, chuparlas y morderlas de
manera suave y delicada. Provocando un leve dolor y a la vez un gran sangrado.
Tomaban los bisturíes y agrandaban las heridas de manera brusca y torpe,
tomaban manojos de carne de los músculos expuestos de estas cortadas y los
arrancaban de un solo golpe. Ante las primeras impresiones de mareo que el
dolor le proporcionaba lo ocurrido Elena inyecta en la pobre victima un suero
el cual le impide al pobre joven cerrar la vista y caer en el sueño inducido
por el desmayo. Se abren y arrancan grandes trozos de piel cual telón muestra
los actos de una carnicería humana disfrutada por estas bestias sin piedad que
no paran de reír mientras saborean el sabor de la carne y la sangre de un humano
torturado y a punto de morir. Un desgarrador grito de dolor causado por la
herida más grande en su cuerpo lo induje a una muerte segura tras abrir con un
corte la zona abdominal hasta la garganta y así acabar con su vida de la forma másdolorosa.
Abrían el cuerpo de par en par e introducían las manos dentro garabateando en
distintas direcciones, sacando centímetros de intestinos y enrollándolos en sus
cuerpos como si de un juego se tratase, mordiendo y rasgando con la boca trozos
de carne de forma grotesca como animales salvajes en una manada hambrienta.
Al terminar recogían los restos mutilados y mal devorados de
aquel joven engañado que por destino de la vida convirtió un sueño de esperanza
transmitido en un largo trabajo escrito, en una pesadilla viviente que acabo
por desbordar en la locura extrema y terminar en el infierno en vida hasta
llegar a su muerte.
Elena recorría las calles de cercana de su casa y poquito a
poquito se alejaba hasta llegar a aquella florería la cual un señor grande la
esperaba con una sonrisa en el rostro. Mirábanse el uno al otro y sin decir
ninguna palabra más ella dejo sobre el escritorio mostrador frente a su
conocido un pequeño taper que contenía algunos trozos de carne mal cortada y cocinadas,
sal sonadas con ligero toque que liberaba en el aire el olor a verduras
exóticas provenientes de una buena cocinera. Tomo un ramo de rosas rojas y otro
de rozas negras y Salí por la puerta hasta llegar al cementerio donde
dichosamente siempre se dirigía, para así saludar como era debido para ella en
el inicio de todas las semanas a su madre fallecida apenas ella era una joven
niña.
Nadie más que el destino, travieso y juguetón, mostraba la
figura de un inocente que asomaba por ahí y preguntaba a lo lejos su nombre con
esmero. Entablaba una conversación con ella y al igual que muchos otros tontos
e ilusos como el joven escritor Jonatán, caía en sus redes sin darse cuenta de lo que pronto estaría por ocurrir.
Fin.
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